Pornografía y fantasías sexuales

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Pregunta: Hola, tengo una pareja hace tres años lo amo y lo respeto, pero creo que tengo un problema de deseo sexual. Cuando estoy a solas y quiero desestresarme veo pornografía y provoco un orgasmo, eso me alivia pero me hace sentir fatal… Por otro lado, cuando hago el amor con mi pareja reproduzco fantasías sexuales en mi mente para sentir más excitación y provocar el orgasmo. Quiero consultar si ese comportamiento puede controlarse, pues me siento confundida ya que eso que me pasa me hace pensar que no amo a mi pareja lo suficiente. Gracias.

Respuesta: Estimada Daniela, en primer lugar la utilización de fantasías durante la masturbación y las relaciones sexuales en pareja es una práctica muy frecuente tanto en hombres como en mujeres. Es más, son muy recomendables cuando existe algún problema de deseo y/o excitación en la pareja, como comenta al principio.

Sin embargo, algunas personas se sienten culpables cuando las utilizan con sus parejas. Esta culpabilidad proviene, en ocasiones, de ciertos mitos imperantes en la cultura en que vivimos. Por ejemplo, que si se tiene una fantasía es porque no se ama a la pareja o porque hay un deseo de serle infiel. Por supuesto, como su propio nombre indica, todo esto no son más que mitos. Las fantasías sexuales son pensamientos, no actos. El hecho de tener una fantasía (aunque no sea con tu pareja) sólo es un pensamiento que puedes utilizar para excitarte más y que no tienes por qué querer llevar a la práctica, ni ser indicativo de que amas menos a tu pareja. Muchas personas tienen fantasías de ser forzado/as o de forzar a alguien sexualmente, en contra de su voluntad, y entenderá que muy pocos de ellos querrían llevarlo a la práctica.

Por otra parte, nuestro imaginario erótico, nuestras fantasías, se nutren de nuestras experiencias: tanto las experiencias vividas, como aquellas leídas o vistas en una película (erótica o pornográfica). Por tanto, es lógico que si ve películas, luego pueda reproducir con su pensamiento lo visto.

Pueden utilizar las películas y las fantasías sexuales como recursos eróticos, tanto en solitario como en pareja, para potenciar su deseo y/o excitación sexual; en lugar de como trabas en el desarrollo de la relación sexual.

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