El uso de lubricantes en pareja está cada vez más extendido

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Aunque es común el uso de lubricantes entre mujeres y hombres adultos, poco se sabía acerca de las conductas sexuales en las cuales lo aplicaban o su percepción sobre ellos. En dos estudios realizados en Estados Unidos, con alrededor de mil mujeres y mil hombres, sus autores señalan que más de un 50% de ambos sexos lo han utilizado al menos alguna vez.

Existen varios mitos en torno al uso de lubricantes. Uno de los más extendidos es el hecho de relacionarlos con algún problema sexual, por lo que no es un tema sobre el que se hable a menudo en reuniones sociales ni siquiera con amigos íntimos. Teniendo presente que la ciencia no está exenta de los mitos y tabúes de la sociedad donde se desarrolla, hasta ahora no se había investigado este tema en profundidad.

En dos estudios llevados a cabo en Estados Unidos en el presente año, se pretendió averiguar el uso real de lubricantes en mujeres y en hombres. Para ello, se utilizó una encuesta online anónima aplicada a mayores de 18 años. Entre los datos recogidos, se preguntó por el uso reciente del lubricante y a lo largo de su vida, la frecuencia de uso del mismo, las conductas sexuales donde se empleaba y las razones para utilizarlo.

Los resultados mostraron que, en el caso de las mujeres, un 65,5% informó haber usado alguna vez lubricante y un 20% haberlo utilizado dentro de los últimos 30 días. El uso más común fue durante el coito, en un 58,3% de las encuestadas, o durante juegos sexuales en pareja, en un 49,6%. Las razones más habituales para utilizarlos abarcaban desde hacer las relaciones sexuales más cómodas, por diversión y placer, hasta disminuir el malestar o el dolor.

Con respecto a los hombres, la mayoría de ellos indicaron haber utilizado un lubricante comercial alguna vez (un 70%) con otros hombres mayores de 24 años y era más probable que los usaran si se encontraban dentro de una relación de pareja. Uno de cada cuatro hombres lo había empleado en los últimos 30 días. Las prácticas sexuales donde más se utilizó fueron el coito, así como durante la masturbación en solitario y los juegos sexuales en pareja. Las razones más comunes para su uso incluían “hacer las relaciones sexuales más cómodas”, “por diversión”, “curiosidad” y “porque mi pareja quiere”.

Estos estudios conducen a varios planteamientos: por un lado a la normalización del uso de lubricantes, tanto en solitario, como en pareja y no sólo asociado a alguna problemática; sino también para disfrutar más o probar cosas nuevas. Además, como se ha podido comprobar, su utilización no está restringida a la práctica del coito, sino que abarca todo tipo de juegos sexuales. Por otra parte, deja otros interrogantes en el aire. Quizá en el caso de las relaciones anales su uso esté más que justificado, dado que la zona anal no produce una abundante lubricación natural. Sin embargo, en el caso de los genitales femeninos, estos sí producen una lubricación natural cuando están excitados. Entonces, cabe preguntarse si no se están sustituyendo estos fluidos corporales por otros artificiales para ahorrar el tiempo o la dedicación necesaria a la pareja para que la consiga por sí misma. En esta sociedad de la prisa, donde todo ha de ser rápido, eficaz, abundante… quizá nos estemos olvidando de recrearnos más en el gozo de la estimulación recíproca.

Otra cuestión sería cuáles son los más indicados para usar en pareja. En este caso, la respuesta dependerá de la práctica para la que se vayan a utilizar. Aunque, en general, lo ideal serían los lubricantes hidrosolubles, que sean compatibles con el uso del preservativo (no lo estropean) y que respeten el pH de la zona genital. Ahora los hay de distintos sabores, olores y texturas (con efecto calor, retardadores, etc.). Según la práctica sexual que se vaya a llevar a cabo y las preferencias de la pareja, la elección variará. Por ejemplo, los de sabores son los más recomendables para la práctica del sexo oral. Sin embargo, algunos de ellos no son compatibles para usarlos con preservativos, por lo que es imprescindible leer las recomendaciones de uso y elegir en función de ello.

Referencias:
Herbenick B, Reece M, Schick V, Sanders SA, and Fortenberry JD. Women’s use and perceptions of commercial lubricants: Prevalence and characteristics in a nationally representative sample of American adults. J Sex Med 2014;11:642–652
Reece M, Herbenick D, Schick V, Sanders SA, and Fortenberry JD. Men’s use and perceptions of commercial lubricants: Prevalence and characteristics in a nationally representative sample of American adults. J Sex Med 2014;11:1125–1135.

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