Los 4 motivos para fingir orgasmos

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Entre el 53 y el 67% de mujeres han fingido orgasmos al menos en una ocasión, según el artículo científico The faking orgasm scale for women, publicado en la revista Archives of Sexual Behavior el pasado abril de 2014.

“A pesar de que el fenómeno recibe muchísima atención mediática, los motivos reales por los que las mujeres deciden fingir orgasmos es uno de los aspectos menos estudiados del comportamiento sexual humano”, dicen los meticulosos autores en su artículo.

Dispuestos a resolver sus dudas, los investigadores de la Temple University en Philadelphia seleccionaron una amplia muestra de 480 mujeres de entre 18 y 32 años, todas sexualmente activas y que habían fingido orgasmos durante coito o sexo oral, y realizaron un estudio con dos partes bien diferenciadas.

Primero consultaron abiertamente hasta identificar los factores genéricos por los que las mujeres deciden fingir orgasmos, y después pasaron cuestionarios con motivos específicos para analizar su frecuencia relativa.

Las maneras como cada mujer argumentaba su decisión eran diferentes, pero se concluyó que existían 4 grandes grupos de razones por las que fingir un orgasmo:

1) “Engaño altruista”: fingir un orgasmo pensando en la satisfacción del amante
2) “Miedo e Inseguridad”: fingir un orgasmo para evitar sentimientos negativos propios
3) “Elevar la excitación”: fingir porque resulta placentero, excitante o morboso
4) Para terminar el acto sexual

Los investigadores obtuvieron esta clasificación a partir de una lista de más de 40 motivos entre los cuales había “para poder ir a dormir”, “para subir la intensidad del acto”, “para que mi amante no se sienta mal”, “porque es lo que mi amante espera”, “porque me siento avergonzada de no tenerlo”, “porque no quiero hablar sobre ello”, “porque es divertido”, “porque quiero terminar”, “para hacer feliz a mi compañero”…

En el análisis cuantitativo desarrollaron un extenso listado de motivos por los que fingir un orgasmo, y pidieron valorar de 1-Nunca a 5-siempre las veces que sucedían.

Vieron que las razones más frecuentes estaban relacionados con la satisfacción o la evitación de preocupaciones en el amante, siendo la frase “para evitar que mi compañero se sienta decepcionado si yo no alcanzo el orgasmo” la que mayor índice tenía de todo el cuestionario.

La siguiente categoría que más orgasmos fingidos producía era “para terminar el coito”. Los motivos asociados a aumento de excitación o miedos e inseguridad eran significativamente menos frecuentes.

En la discusión del artículo científico los investigadores argumentan que fingir un orgasmo no conlleva tanta sumisión o traumas como tradicionalmente se argumenta, y que suele ser un acto bien controlado por las mujeres, que muchas veces se realiza con unos objetivos calculados que no resultan problemáticos a ellas ni a la relación.

Los autores conceptualizan el fenómeno con una visión menos negativa de la que se tenía, y creen que esta “escala de orgasmos fingidos” o “faking orgasm scale” ayudará a los psicólogos a entender mejor las motivaciones para fingir orgasmos y decidir cuando podría esconder disfunciones sexuales y conviene un análisis psicológico más profundo, y cuando no.

El estudio no incluía la versión masculina, pero los autores señalan que están empezando a estudiar hombres que fingen orgasmos, y observando que es un fenómeno mucho más frecuente de lo que se piensa. Afecta especialmente a hombres que tienen eyaculación retardada y fingen el orgasmo cuando sienten que no podrán terminar y prefieren parar sin tener que dar explicaciones o parecer que haya algo anormal.

También explican que fingir orgasmos es más frecuente en relaciones esporádicas o parejas no estables en las que hay poca confianza, y que no suele resultar una experiencia traumática. Ya sabemos que en esto del sexo casual, fingir amor es mucho peor que fingir orgasmos.

Referencia:
The faking orgasm scale for women: psychometric properties. Cooper EB1, Fenigstein A, Fauber RL. Arch Sex Behav. 2014 Apr;43(3):423-35

Escrito por Pere Estupinyà

Divulgador científico y autor de S=EX²: La Ciencia del Sexo

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